sábado, 13 de noviembre de 2010

TEORÍA DE LAS IDEAS

Lo primero que hay que recordar es que Platón busca encontrar la primera causa de la realidad, busca comprender la realidad, descubrir la esencia de todo lo que existe, el ser de todo lo que hay en el mundo. Ello lo hace con su conocida teoría de las ideas o llamado también Idealismo Platónico. Recordemos también que la pregunta por el ser y por la realidad en toda su plenitud es una pregunta de carácter metafísica, y recordemos que Platón es un filósofo de la época clásica.

Plantea Platón que si bien hay que reconocer que en la naturaleza todo cambia, y por ejemplo, hoy yo ya no poseo las mismas características físicas de hace 10 años, hay algo que no cambia, que me permite seguir siendo lo que soy, y eso va a ser la esencia o “ousía”, lo que hace que sea lo que soy y no otra cosa. Se entiende que esto es el ser de la cosa. Este ser no cambia y es inalterable, eterno, imperecedero, etc. Pero, por ejemplo, yo muero y dejo de ser (materialmente al menos) lo que soy, porque ello sucede, según Platón, no podemos decir que mi esencia residiría en mí, porque en ese caso se habría alterado, habría muerto, y la esencia es eterna e inalterable. Por lo tanto, la esencia de las cosas no reside en el mundo sensible, material, mi esencia, según el ejemplo, no residía en mi cuerpo, sino que en las Ideas, y esa es la lógica que usará platón para encontrar la esencia (Idea) de todo lo que hay, ella no podrá estar en el mundo sensible, que está sujeto al cambio.

El Mito de la Caverna nos sirve como una analogía no sólo de la realidad humana, sino también para explicar o ir ejemplificando su teoría.

Platón distingue dos modos de realidad, una, a la que llama inteligible, y otra a la que llama sensible.

La realidad inteligible, a la que denomina "Idea", tiene las características de ser inmaterial, eterna, ingenerada e indestructible, pues siendo, por lo tanto, ajena al cambio, y constituye el modelo o arquetipo de la otra realidad, la sensible, constituida por lo que ordinariamente llamamos "cosas", y que tiene las características de ser material, corruptible, sometida al cambio, esto es, a la generación y a la destrucción, y que resulta no ser más que una copia de la realidad inteligible.

La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser, mientras que de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o "cosas", hallándose en un constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento o "episteme", mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo son susceptibles de opinión o "doxa".

En cuanto a las Ideas, en la medida en que son el término de la definición universal representan las "esencias" de los objetos de conocimiento, es decir, aquello que está comprendido en el concepto; pero con la particularidad de que no se puede confundir con el concepto, por lo que las Ideas platónicas no son contenidos mentales, sino objetos a los que se refieren los contenidos mentales designados por el concepto, y que expresamos a través del lenguaje. Esos objetos o "esencias" subsisten independientemente de que sean o no pensados, son algo distinto del pensamiento. Las Ideas son únicas, eternas e inmutables y no pueden ser objeto de conocimiento sensible, sino solamente cognoscibles por la razón. No siendo objeto de la sensibilidad, no pueden ser materiales. Y sin embargo Platón insiste en que son entidades que tienen una existencia real e independiente tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que son esencia, dotándolas así de un carácter trascendente. Además, las Ideas son el modelo o el arquetipo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el resultado de la copia o imitación de las Ideas.

Por su parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la movilidad, a la generación y a la corrupción. Aunque su grado de realidad no pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede ser asimilado simplemente a la nada.

Haciendo la analogía, hay que asimilar el mundo visible a la caverna y al mundo de los prisioneros. El saber es como el ver, y para ver hace falta la luz. En la oscuridad de la caverna se confunden las cosas con sus sombras, y a la subida al mundo superior y a la contemplación de éste, hay que compararlo con la ascensión del alma hasta la región inteligible.

El camino desde ver las sombras hasta ver el sol es el poder de elevar el alma hasta la contemplación del mejor de todos los entes. El sol y su luz, nos permiten ver al final, aunque con dificultad, la idea de Bien.

La subida al mundo superior es comparable al ascenso de la mente hacia la región de lo inteligible, o mundo de las ideas. La conclusión es que el final de ese proceso de ascensión se encuentra en la idea del Bien. La idea del Bien constituye el presupuesto necesario de todo conocimiento, y finalmente, el fundamento del bien obrar. En el Mito el bien está comparado con el sol, que es la Idea principal.

El auténtico filósofo es el que ha logrado elevar su alma hasta el más alto grado del conocimiento inteligible. En los confines del mundo intelectual está la idea de Bien, que es la causa de todo lo bello y lo bueno que hay en el universo.

"El alma se asemeja al poder combinado de un carro alado y de un cochero... La parte que gobierna en nuestro interior (parte racional), esa guía el coche... Uno de los caballos (la parte irascible) es bueno y bello, él y sus padres; el otro, él y sus padres, malo y feo; por lo cual no es muy dificil y penosa la dirección del carro... Cada alma mientras es perfecta y alada vuela hacia lo alto y gobierna el mundo; pero, si pierde sus plumas, es arrastrada en todas direcciones, hasta no establecerse en alguna cosa sólida que convierta en su mansión para tomar allí un cuerpo terreno... Pero, lo que es divino es belleza, es ciencia, bondad y perfecciones semejantes, y de éstas se nutren y florecen las alas del alma, y se entristecen y pierden sus plumas por sus contrarias. (Platón, FERRO, XXV-VI, 246, cit. por Rod. Mondolfo).

La afirmación de que no es por la vista, sino por la inteligencia como se puede llegar a la realidad que está en lo alto, pone de manifiesto y nos hace comprender el valor de la filosofía, cuyo origen está en el asombro o en la admiración. El pensamiento filosófico tiende a lograr una verdad universal. Busca la verdad, y en consecuencia la reflexión filosófica aparece como una liberación. De ahí que la filosofía haya sido considerada desde la antigüedad la disciplina liberal por excelencia.

Las Ideas, por lo demás, están jerarquizadas. El primer rango le corresponde a la Idea de Bien, tal como nos lo presenta Platón en la "República", aunque en otros diálogos ocuparán su lugar lo Uno, (en el "Parménides"), la Belleza, (en el "Banquete"), o el Ser, (en el "Sofista"), que representan el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo lo que existe. A continuación vendrían las Ideas de los objetos éticos y estéticos, seguida de las Ideas de los objetos matemáticos y finalmente de las Ideas de las cosas.

Teoría de la Reminiscencia

La memoria, reminiscencia, es fundamental, une el mundo de los signos y el mundo de las ideas, el real. ¿Cómo? Pues el hombre trae del mundo de las ideas parte de ellas, las carga, su alma no es vacía, nace con un recuerdo vago del mundo de las ideas, del cual su alma proviene y volverá.

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