sábado, 13 de noviembre de 2010

TEORÍA DE ERIKSON

TEORÍA DE ERIKSON

Erikson postulaba la existencia de ocho fases del desarrollo humano, que se extendían a lo largo de todo el ciclo vital.

Nuestro progreso a través de cada estadio, estaría determinado en parte por nuestros éxitos o por los fracasos en los estadios precedentes.

En cada estadio habría una crisis que afrontar o un equilibrio que encontrar. En cada estadio, las personas tendríamos que ser capaces de desarrollar una virtud y cumplir una tarea, esa virtud solamente puede ser desarrollada si se mantiene un equilibrio en el ser humano, y si es posible no caer en una malignidad o en una maladaptación. Estos, serían “vicios” que el sujeto podría desarrollar en las diversas etapas de su proceso, que se relacionan con el hecho de caer en los extremos, es decir, se relacionan precisamente con la incapacidad de llegar a un equilibrio.

La malignidad se entiende como la carencia o el no desarrollo en absoluto de la virtud propia de cada etapa. Por ejemplo, la virtud en la primera etapa es la esperanza o la confianza. Acá, la malignidad es la desconfianza extrema, por lo tanto la incapacidad de cumplir la tarea o la ausencia total de esperanza.

La maladaptación se entiende como el exceso o el poco control de la característica que se busca desarrollar. Por ejemplo, si lo que se busca es la confianza y ella no se controla, sino que se abusa de ella, se puede caer en la credulidad extrema (exceso de confianza).

Finalmente, Erikson postula que estas etapas se dan generalmente en determinado periodo de la vida (relativamente estable), y que tienen ciertas características que las identifican.
_________________________________________________________
Estadio I.
Infancia o etapa sensorio - oral.
Comprende el primer año o primero y medio de vida.

En esta etapa los padres son fundamentales en la realización de la tarea y desarrollo de la virtud del infante, sus acciones y el tipo de ambiente que promuevan para su bebé serán importantísimos para su desarrollo. La tarea consiste en desarrollar la confianza sin eliminar completamente la capacidad para desconfiar. La virtud es la esperanza, la maladaptación es la credulidad extrema, y la malignidad es la desconfianza extrema

Si papá y mamá proveen al recién nacido de un grado de familiaridad, consistencia y continuidad, el niño desarrollará un sentimiento de que el mundo, especialmente el mundo social, es un lugar seguro para estar, que las personas son de fiar y amorosas. También, a través de las respuestas paternas, el niño aprende a confiar en su propio cuerpo y las necesidades biológicas que van con él.

Si los padres son desconfiados e inadecuados en su proceder; si rechazan al infante o le hacen daño, si otros intereses provocan que ambos padres se alejen, el niño desarrollará desconfianza. Será una persona aprensiva y suspicaz con respecto a los demás.

Si los padres son sobreprotectores, le llevarán a desarrollar una tendencia maladaptativa, siendo excesivamente confiado, incluso, crédulo.

Si se logra un equilibrio, el niño desarrollará la virtud de esperanza, una fuerte creencia en la que se considera que siempre habrá una solución al final del camino, a pesar de que las cosas vayan mal.

Uno de los signos que nos indican si el niño va bien en este primer estadio es si puede ser capaz de esperar sin demasiado jaleo la respuesta de satisfacción ante una necesidad, mamá y papá no tienen que ser perfectos, confío lo suficiente en ellos como para saber esta realidad, si ellos no pueden estar aquí inmediatamente, lo estarán muy pronto, las cosas pueden ser muy difíciles, pero ellos harán lo posible por arreglarlas.

(Resulta evidente las relaciones que es posible hacer entre esta etapa del desarrollo de la teoría de Erikson y la teoría del apego temprano, especialmente pensando en la importancia de desarrollar un apego seguro.
http://blogconfederacion.blogspot.com/2009/06/teoria-del-apego.html.)
________________________________________________________
Estadio II.
Niñez Temprana.
Desde aproximadamente los 18 meses hasta los 3 o 4 años de edad.


En esta etapa, los cuidadores siguen jugando un papel importantísimo, deben apoyar a los niños, ser pacientes y tolerantes, pero al mismo tiempo ser firmes e imponer límites. La tarea primordial es la de alcanzar un cierto grado de autonomía, aún conservando un toque de vergüenza y duda. La virtud es la voluntad, desarrollo de autocontrol y autoestima, mientras la malignidad es la compulsividad y la maladaptación la impulsividad.

Si papá y mamá (y otros cuidadores que entran en escena en esta época) permiten que el niño explore y manipule su medio, desarrollará un sentido de autonomía e independencia.

Los padres no deben desalentarle ni tampoco empujarle demasiado. Se requiere, en este sentido, un equilibrio. La mayoría de la gente le aconseja a los padres que sean “firmes pero tolerantes” en esta etapa, y desde luego el consejo es bueno. De esta manera, el niño desarrollará tanto un autocontrol como una autoestima importantes. Sin embargo, en vez de esta actitud descrita, es bastante fácil que el niño desarrolle un sentido de vergüenza y duda.

Si los padres acuden de inmediato a sustituir las acciones dirigidas a explorar y a ser independiente, el niño pronto se dará por vencido, asumiendo que no puede hacer las cosas por sí mismo. Si no somos lo suficientemente pacientes para esperar a que el niño se ate los cordones de sus zapatos, nunca aprenderá a atárselos, asumiendo que esto es demasiado difícil para aprenderlo.

No obstante, un poco de vergüenza y duda no sólo es inevitable, sino que incluso es bueno. Sin ello, se desarrollará lo que Erikson llama impulsividad (no reconocer límites a lo que puede hacer). Peor aún es demasiada vergüenza y duda, lo que llevará al niño a desarrollar la malignidad que Erikson llama compulsividad (el niño asume que no puede hacer las cosas por sí mismo).

Si logramos un equilibrio apropiado y positivo entre la autonomía y la duda, desarrollaremos la virtud de una voluntad poderosa o determinación. Una de las cosas más admirables de un niño de dos o tres años es su determinación. Su frase es “puedo hacerlo”. Si preservamos ese “puedo hacerlo” (con una apropiada modestia, para equilibrar) seremos mucho mejores como adultos.
_____________________________________________
Estadio III.
Edad del juego.
Desde los 3 o 4 hasta los 5 o 6 años.


Esta es la época del juego, la fantasía, la curiosidad, la imaginación, etc. El rol de los padres en esta etapa es animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas. La tarea fundamental es la de aprender la iniciativa sin una culpa exagerada. La virtud es el coraje, la maladaptación es la crueldad y la malignidad es la inhibición.

La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil. Los padres pueden animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas por sí mismos. Debemos alentar la fantasía, la curiosidad y la imaginación. Esta es la época del juego, no para una educación formal.

Pero si el niño puede imaginar un futuro, si puede jugar, también será responsable. Un padre tiene la responsabilidad, socialmente hablando, de animar al niño a que “crezca”; “¡que ya no eres un niño!”. Pero si este proceso se establece de manera muy dura y extrema, el niño aprende a sentirse culpable con respecto a sus sentimientos.

Demasiada iniciativa y muy poca responsabilidad significa una tendencia maladaptativa que Erikson llama crueldad. La persona cruel toma la iniciativa, tiene sus planes, ya sea en materia de escuela, romance o política, o incluso profesión, el único problema es que no toma en cuenta a quién tiene que pisar para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de culpa son para los débiles. Peor para el sujeto es la malignidad de culpa exagerada, lo cual Erikson llama inhibición.

Un buen equilibrio llevará al sujeto a la virtud psicosocial de propósito o coraje: la capacidad para la acción a pesar de conocer claramente nuestras limitaciones y los fallos anteriores.
_____________________________________________________
Estadio IV.
Latencia.
Comprendida entre los 6 y 12 años aproximadamente.


En esta etapa los niños deben administrar su imaginación y al mismo tiempo cumplir con las exigencias básicas de la sociedad, es la época donde comienzan a existir reglas y respeto por las reglas en los juegos infantiles. La tarea principal es desarrollar una capacidad de laboriosidad al tiempo que se evita un sentimiento excesivo de inferioridad. Los niños deben “domesticar su imaginación” y dedicarse a la educación y a aprender las habilidades necesarias para cumplir las exigencias de la sociedad. La virtud que deben desarrollar es la competencia, la maladaptación es la virtuosidad dirigida (niños muy competitivos) y la malignidad es la inercia.

Aquí entra en juego una esfera mucho más social, los padres, así como otros miembros de la familia y compañeros, se unen a los profesores y otros miembros de la comunidad. Los niños deben aprender que no solamente existe placer en concebir un plan, sino también en llevarlo a cabo.

Una buena forma de percibir las diferencias entre un niño en el tercer estadio y otro del cuarto es sentarse a ver cómo juegan. Los niños de cuatro años pueden querer jugar, pero sólo tienen conocimientos vagos de las reglas e incluso las cambian varias veces a todo lo largo del juego escogido. Un niño de siete años, sin embargo, está dedicado a las reglas, las considera algo mucho más sagrado e incluso puede enfadarse si no se permite que el juego llegue a una conclusión estipulada.

Si el niño no logra mucho éxito, debido a maestros muy rígidos o a compañeros muy negadores, por ejemplo, desarrollará entonces un sentimiento de inferioridad o incompetencia, que lo podría llevar a la inercia.

Una actitud demasiado laboriosa puede llevar a la tendencia maladaptativa de virtuosidad dirigida. Esta conducta la vemos en niños a los que no se les permite “ser niños”; aquellos cuyos padres o profesores empujan en un área de competencia (competitividad), sin permitir el desarrollo de intereses más amplios. Sin embargo, la malignidad más común es la llamada inercia. Esto incluye a todos aquellos de nosotros que poseemos un “complejo de inferioridad”.

Lo ideal sería desarrollar un equilibrio entre la laboriosidad y la inferioridad; esto es, ser principalmente laboriosos con un cierto toque de inferioridad que nos mantenga sensiblemente humildes. Entonces tendremos la virtud llamada competencia.
___________________________________________
Estadio V.
Adolescencia.
Empieza en la pubertad y finaliza alrededor de los 18 o 20 años.


Esta fue la etapa que más interesó a Erikson y los patrones observados en los chicos de esta edad constituyeron las bases a partir de la cuales el autor desarrollaría todas las otras etapas.

Esta es la etapa más importante en la construcción de la identidad personal, donde la cultura y sus símbolos son fundamentales. La tarea primordial es lograr la identidad del Yo y evitar la confusión de roles. La virtud principal es la búsqueda de la felicidad, la maladaptación es el fanatismo y la malignidad es el repudio.

La identidad yoica significa saber quiénes somos y cómo encajamos en el resto de la sociedad. Exige que tomemos todo lo que hemos aprendido acerca de la vida y de nosotros mismos y lo moldeemos en una autoimagen unificada, una que nuestra comunidad estime como significativa.

Hay cosas que hacen más fácil estas cuestiones. Primero, debemos poseer una corriente cultural adulta que sea válida para el adolescente, con buenos modelos de roles adultos y líneas abiertas de comunicación. Además, la sociedad debe proveer también unos ritos de paso definidos, o lo que es lo mismo, ciertas tareas y rituales que ayuden a distinguir al adulto del niño. En las culturas tradicionales y primitivas, se le insta al adolescente a abandonar el poblado por un periodo de tiempo determinado con el objeto de sobrevivir por sí mismo, cazar algún animal simbólico o buscar una visión inspiradora. Tanto los chicos como las chicas deberán pasar por una serie de pruebas de resistencia, de ceremonias simbólicas o de eventos educativos. De una forma o de otra, la diferencia entre ese periodo de falta de poder, de irresponsabilidad de la infancia, y ese otro de responsabilidad propio del adulto se establece de forma clara.

Sin estos límites, nos embarcamos en una confusión de roles, lo que significa que no sabremos cuál es nuestro lugar en la sociedad y en el mundo. Erikson dice que cuando un adolescente pasa por una confusión de roles, está sufriendo una crisis de identidad. De hecho, una pregunta muy común de los adolescentes en nuestra sociedad es: “¿Quién soy?”.

Existe un problema cuando tenemos demasiada “identidad yoica”, cuando una persona está tan comprometida con un rol particular de la sociedad o de una subcultura, no queda espacio suficiente para la tolerancia. Erikson llama a esta tendencia maladaptativa fanatismo. Un fanático cree que su forma es la única que existe como válida. Por descontado está que los adolescentes son conocidos por su idealismo y por su tendencia a ver las cosas en blanco o negro.

La falta de identidad es bastante más problemática, y Erikson se refiere a esta tendencia maligna como repudio. Estas personas repudian su membresía en el mundo adulto e incluso repudian su necesidad de una identidad.

Si logramos negociar con éxito esta etapa, tendremos la virtud que Erikson llama fidelidad. La fidelidad implica lealtad, o la habilidad para vivir de acuerdo con los estándares de la sociedad a pesar de sus imperfecciones, faltas e inconsistencias. No estamos hablando de una lealtad ciega, así como tampoco de aceptar sus imperfecciones. Después de todo, si amamos nuestra comunidad, queremos que sea la mejor posible. Realmente, la fidelidad de la que hablamos se establece cuando hemos hallado un lugar para nosotros dentro de ésta, un lugar que nos permitirá contribuir a su estabilidad y desarrollo.

(Obviamente la relación de esta etapa con la construcción de identidad es evidente.

http://blogconfederacion.blogspot.com/2009/06/terceros-clase-de-introduccion-los.html

Al mismo tiempo que la importancia de nuestro ambiente cultural y social es fundamental para que el adolescente pueda cumplir su tarea con éxito. De hecho, en nuestra sociedad es ésta una de las etapas más complejas, y es posiblemente porque se carece de modelos a seguir y ritos sociales, al tiempo que el paso a la adultez ha perdido cada vez más importancia en nuestras sociedades. Resulta claro también que este periodo es el más relativo en cuanto a su comienzo, término y duración, pues depende en gran medida de la valoración cultural que se haga de ella. Por ejemplo, en la mayoría de los pueblos originarios, la adolescencia prácticamente no existía como un periodo de tiempo, sino casi como un paso a la adultez, las niñas por ejemplo, una vez que menstruaban, inmediatamente pasaban a ser mujeres y estaban listas para casarse e integrarse como adulta a la sociedad. En Chile, en la generación de nuestros padres o abuelos, la adolescencia duraba bastante menos que ahora, comenzaba después y terminaba antes. Actualmente, la adolescencia es un periodo que se prolonga lo más posible y pareciera que mientras más tarde se integra la vida adulta es mejor, la adolescencia comienza cada vez a menos edad y termina cada vez más tarde. –lo que está en paréntesis son comentarios míos–).
__________________________________________
Estadio VI.
Adultez jóven.
Desde 18 años hasta los 30 aproximadamente.

Esta etapa solamente puede llegar a nuestras vidas si hemos sido capaces de construir nuestra identidad yoica. La tarea principal es lograr cierto grado de intimidad, actitud opuesta a mantenerse en aislamiento. La virtud es el amor, la maladaptación es la promiscuidad y la malignidad es la exclusión o aislamiento máximo.

La intimidad supone la posibilidad de estar cerca de otros, como amantes, amigos, como un partícipe de la sociedad. Ya que posees un sentimiento de saber quién eres, no tienes miedo a “perderte” a tí mismo, como presentan muchos adolescentes. El “miedo al compromiso” que algunas personas parecen presentar es un buen ejemplo de inmadurez en este estadio. Sin embargo, este miedo no siempre es tan obvio. Muchas personas enlentecen o postergan el proceso progresivo de sus relaciones interpersonales. “Me casaré (o tendré una familia, o me embarcaré en algún tema social) tan pronto acabe la universidad, tan pronto tenga un trabajo, cuando tenga una casa, tan pronto… Si has estado comprometido durante los últimos 10 años, ¿qué te hace echarte atrás?

El joven adulto ya no tiene que probarse a sí mismo. La relación de adultos jóvenes debe ser una cuestión de dos egos independientes que quieren crear algo más extenso que ellos mismos.

La tendencia maladaptativa que Erikson llama promiscuidad, se refiere particularmente a volverse demasiado abierto, muy fácilmente, sin apenas esfuerzo y sin ninguna profundidad o respeto por tu intimidad. Esta tendencia se puede dar tanto con tu amante, como con tus amigos, compañeros y vecinos. La exclusión es la tendencia maligna de aislamiento máximo. La persona se aisla de sus seres queridos o parejas, amigos y vecinos, desarrollando como compensación un sentimiento constante de cierta rabia o irritabilidad que le sirve de compañía.

Si atravesamos con éxito esta etapa, llevaremos con nosotros esa virtud o fuerza psicosocial que Erikson llama amor. Dentro de este contexto teórico, el amor se refiere a esa habilidad para alejar las diferencias y los antagonismos a través de una “mutualidad de devoción”. Incluye no solamente el amor que compartimos en un buen matrimonio, sino también el amor entre amigos y el amor de mi vecino, compañero de trabajo y compatriota, amor a un proyecto, etc.
____________________________________________
Estadio VII.
Adultez media.


Es muy difícil establecer el rango de edades, pero incluiría aquel periodo dedicado a la crianza de los niños. Acá se trata de cuidar de las nuevas generaciones y los desarrollos futuros, de producir en diversas actividades, pero con cierta mesura para no perderse a sí mismo. La tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento. La virtud es el cuidado, la maladaptación es la sobreextensión y la malignidad es el rechazo.

La productividad es una extensión del amor hacia el futuro. Tiene que ver con una preocupación sobre la siguiente generación y todas las demás futuras. Por tanto, es bastante menos “egoísta” que la intimidad de los estadios previos, la intimidad o el amor entre amantes o amigos, es un amor entre iguales y necesariamente es recíproco. ¡Ah, claro, nosotros amamos al otro sin egoísmo! Pero la verdad es que si no recibimos el amor de vuelta, no lo consideramos un amor verdadero. Con la productividad, no estamos esperando, al menos parece que no implícitamente, una reciprocidad en el acto.

Pocos padres esperan una “vuelta de su investimiento” de sus hijos, y si lo hacen, no creemos que sean buenos padres. Aunque la mayoría de las personas ponen en práctica la productividad teniendo y criando los hijos, existen otras maneras también. Erikson considera que la enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el activismo social, complementan la tarea de productividad. En definitiva, cualquier cosa que llene esa “vieja necesidad de ser necesitado”.

El estancamiento, por otro lado, es la “auto-absorción”; cuidar de nadie. La persona estancada deja de ser un miembro productivo de la sociedad. Es bastante difícil imaginarse que uno tenga algún tipo de estancamiento en nuestras vidas, pues tal y como ilustra la tendencia maladaptativa que Erikson llama sobrextensión, algunas personas tratan de ser tan productivas que llega un momento en que no se pueden permitir nada de tiempo para sí mismos, para relajarse y descansar. Al final, estas personas tampoco logran contribuir algo a la sociedad. Estoy seguro de que todos ustedes conocerán a alguien inmerso en un sinnúmero de actividades o causas, o tratan da tomar todas las clases posibles o mantener tantos trabajos… Al final, no tienen ni siquiera tiempo para hacer ninguna de estas actividades como corresponde.

Más obvia todavía resulta la tendencia maligna de rechazo, lo que supone muy poca productividad y bastante estancamiento, lo que produce una mínima participación o contribución a la sociedad. Y desde luego que aquello que llamamos “el sentido de la vida” es una cuestión de cómo y con qué contribuimos o participamos en la sociedad.

Esta es la etapa de la “crisis de la mediana edad”. En ocasiones los hombres y mujeres se preguntan esa interrogante tan terrible y vasta de “¿Qué estoy haciendo aquí?”. Pero si atravesamos esta etapa con éxito desarrollaremos una capacidad importante para cuidar que nos servirá a lo largo del resto de nuestra vida.
____________________________________________
Estadio VIII.
Adultez tardía.

Empieza alrededor de la jubilación, después que los hijos se han ido, digamos más o menos alrededor de los 60 años.

Algunas personas dicen que esta etapa empieza sólo cuando uno se siente viejo, pero esto es un efecto directo de una cultura que realza la juventud, lo cual aleja incluso a los mayores de que reconozcan su edad. Erikson establece que es bueno llegar a esta etapa y si no lo logramos es que existieron algunos problemas anteriores que retrasaron nuestro desarrollo.

La tarea primordial aquí es lograr una integridad yoica con un mínimo de desesperanza. Esta etapa parece ser la más difícil de todas, al menos desde un punto de vista juvenil. Primero ocurre un distanciamiento social, desde un sentimiento de inutilidad, todo esto evidentemente en el marco de nuestra sociedad. Algunos se jubilan de trabajos que han tenido durante muchos años, otros perciben que su tarea como padres ya ha finalizado y la mayoría creen que sus aportes ya no son necesarios. Además existe un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya no responde como antes.

Junto a las enfermedades, aparecen las preocupaciones relativas a la muerte. Los amigos mueren; los familiares también. La esposa muere. Es inevitable que también a uno le toque su turno. Al enfrentarnos a toda esta situación, parece que todos debemos sentirnos desesperanzados. Como respuesta a esta desesperanza, algunos mayores se empiezan a preocupar por el pasado, algunos se preocupan por sus fallos, esas malas decisiones que se tomaron y se quejan de que no tienen ni el tiempo ni la energía para revertirlas. Vemos entonces que algunos ancianos se deprimen, se vuelven resentidos, paranoides, hipocondríacos o desarrollan patrones comportamentales de senilidad con o sin explicación biológica.

La integridad yoica significa llegar a los términos de tu vida, y por tanto, llegar a los términos del final de tu vida. Si somos capaces de mirar atrás y aceptar el curso de los eventos pasados, las decisiones tomadas, tu vida tal y como la viviste, entonces no necesitarás temerle a la muerte.

La tendencia maladaptativa del estadio 8 es llamada presunción. Esto ocurre cuando la persona “presume” de una integridad yoica sin afrontar de hecho las dificultades de la senectud. La tendencia maligna es la llamada desdén. Erikson la define como un desacato a la vida, tanto propia como la de los demás.

La persona que afronta la muerte sin miedo tiene la virtud que Erikson llama sabiduría. Considera que éste es un regalo para los hijos, dado que “los niños sanos no temerán a la vida si sus mayores tienen la suficiente integridad para no temer a la muerte”.


Consideren que estas etapas no son rígidas, sino que depende de cada persona y de la cultura en la que se encuentre inserta.

10 comentarios:

  1. Excelente. Muy didactico e iluminador.Gracias

    ResponderEliminar
  2. bueno, excelente, muy clara y preciso. gracias.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias. Está muy bien redactado

    ResponderEliminar
  4. Muy didactico.
    Ejemplos muy claros!
    Excelente!

    ResponderEliminar
  5. Felicidades por tan grandiosa intención. Te quedó esclarecedor.

    ResponderEliminar
  6. exelente informacion gracias¡¡¡gaticlau:)

    ResponderEliminar
  7. y la referencia de este apartado?

    ResponderEliminar
  8. esta muy completa la teoría y explicada de una manera muy flexible de comprender.

    ResponderEliminar
  9. soy estudiante y no entiendo nada, una mierda

    ResponderEliminar